La administración exitosa de cualquier instalación siempre va ligada al mantenimiento del edificio al menor costo posible, operando siempre con presupuestos anuales realistas y evitando las reparaciones de emergencia. Ya sea porque administren un solo edificio o un complejo de edificios múltiples, los administradores de cualquier instalación deberían planificar con anticipación el mantenimiento regular, las reparaciones necesarias y el reemplazo eventual de cualquier componente de la fachada del edificio.

Cuando se trata de cuidar la fachada del edificio, resulta necesario desarrollar un programa de cuidado continuo y en evolución. Este programa se puede usar para evaluar las condiciones ya existentes, identificar los elementos con necesidad de mantenimiento, reparación y reemplazo, y establecer un marco de tiempo y un presupuesto adecuado a cada trabajo. Más importante aún, es controlar los costos mediante el establecimiento de prioridades y la detección de problemas menores antes de que se conviertan en reparaciones importantes.

Problemas comunes y efectos

Los esfuerzos de mantenimiento están enfocados con demasiada frecuencia a mantener simplemente la humedad fuera del edificio y lejos de los componentes esenciales. Del mismo modo, la mayor parte de las reparaciones en cualquier finca están destinadas a restaurar aquellos elementos dañados por el agua. Y aunque la gestión del agua es un aspecto importante del mantenimiento y reparación de cualquier fachada, no es el único.

Evidentemente, todos los elementos de cualquier fachada están diseñados para mantener el agua en el exterior. Sin embargo, cualquiera de los materiales actualmente usados en la construcción de cualquier fachada puede eventualmente fallar (y de hecho lo hará). Los materiales de acabados como el ladrillo, el hormigón y el granito se pueden agrietar; las juntas de mortero pueden erosionarse o desprenderse; las juntas selladas pueden fallar y generalmente todos ellos solo se reparan o reemplazan, por desgracia, después de que se hayan producido numerosas fallas.

A los problemas de la humedad y de las inclemencias del tiempo tenemos que añadir siempre los temibles grafitis y las pintadas que por lo general afean nuestras casas. Cabe destacar que algunas de las pinturas utilizadas por los ‘grafiteros’ contienen disolventes que pueden estropear e incluso erosionar los revestimientos y las superficies de los materiales usados en las estructuras exteriores de los edificios. Si esto sumamos los efectos de las excreciones de animales domésticos que pasean por la calle y de las aves que anidan con frecuencia en los edificios, el mantenimiento de cualquier fachada puede llegar a convertirse en un problema con costes que en ocasiones pueden llegar a ser elevados.

Signos de problemas

Un mantenimiento de rutina, adecuadamente diseñado y realizado correctamente, puede ayudar significativamente a prolongar la vida útil de una fachada. Sin embargo, si se ejecuta incorrectamente, ese mismo trabajo de mantenimiento puede ocultar o enmascarar los primeros síntomas de que algo va mal. Cualquier vecino de la finca podría tener entonces una falsa sensación de seguridad sobre la condición del edificio y en tales casos, los problemas a menudo se identifican solo después de que se vuelven obvios y omnipresentes: aparición de manchas o cercos que estropean la pintura del edificio, grietas en los acabados superficiales, presencia de líquenes u hongos en la piedra…

Para planificar e implementar soluciones duraderas, los administradores de las fincas puede consultar expertos en higienización y rehabilitación de fachadas, con el objetivo de desarrollar soluciones estéticamente apropiadas y rentables, y establecer otros costos probables en materia de reparaciones. La solución de problemas depende en gran medida de nuestra capacidad para reconocer los problemas típicos asociados con los materiales y los tipos de construcción. Estas son algunas pautas generales:

Mampostería de ladrillo. Las paredes exteriores de los ladrillos deben revisarse regularmente para detectar juntas de mortero fallidas y/o envejecidas. El desprendimiento, el ladrillo agrietado o descascarillado y los cercos y manchas de humedad son indicadores de deterioro.

Piedra y hormigón prefabricado. Aunque algunas construcciones de piedra utilizan juntas de mortero, similares a las que se encuentran en la mampostería de ladrillo, el mantenimiento exterior de piedra se centra generalmente en el cuidado y la preservación adecuados de las juntas de sellante. Las juntas exteriores deben sellarse entre paneles individuales; entre ventanas, marcos y paredes exteriores; y entre dos o más componentes de la envolvente del edificio. La selección adecuada del sellador y la técnica de aplicación son fundamentales para el éxito.

Paredes de cortina de vidrio y sistemas de ventanas. Una inspección exhaustiva del sistema de ventanas de cualquier fachada debe comenzar con un examen en busca de grietas, roturas o aberturas, ya que estas son fuentes de infiltración de aire y agua. Cualquier junta o sellador que se haya secado, agrietado, encogido o que haya excedido su vida útil debe ser reemplazado de inmediato. Las paredes exteriores circundantes o parteluces también deben inspeccionarse para detectar signos de deterioro tales como oxidación o deformación.

Estructuras históricas y emblemáticas. Los patrones intrincados y los elementos decorativos pueden presentar desafíos especiales al mantener o rehabilitar estructuras históricas. Los materiales que ya no son de uso común, como la terracota, los azulejos y las rejillas decorativas u ornamentales, pueden no ser familiares para el personal de reparación o mantenimiento. De la misma forma, las técnicas que no se encuentran con frecuencia en la construcción contemporánea, como los anchos estrechos de juntas de mampostería o los sistemas estructurales y de anclajes obsoletos, presentan siempre numerosos desafíos técnicos.

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Recuerde: su edificio es su tarjeta de visita y la primera impresión que se llevará de usted cualquier conocido, por lo que seguro deseará que se vea siempre atractivo y presentable. Dentro y fuera. La suciedad en ventanas y cristales puede ofrecer sensaciones distorsionadas de su imagen además de literalmente dejar pasar menos luz natural. Como ya hemos dicho anteriormente, esta suciedad también puede tener un impacto en la vida útil de su edificio.

Como la fachada de un edificio es externa y, por lo general, tiene niveles demasiado elevados, la seguridad de todos debe ser la máxima prioridad y debemos asegurarnos constantemente de que se cumplen todas las precauciones y medidas de seguridad a la hora de plantear cualquier trabajo de higienización y/o mantenimiento. Nuestro equipo de limpieza de fachadas está adiestrado para acceder a las áreas más peligrosas de cualquier edificio, facilitando a nuestros clientes la limpieza del entorno del mismo.Nuestro personal también conoce los materiales y las técnicas de limpieza adecuados para limpiar el vidrio, el hormigón, las baldosas, los revestimientos y cualquier otro material de superficie de su finca.

Nos enorgullece el poder ofrecer a todos nuestros clientes el mejor servicio de limpieza de fachadas, al mismo tiempo que cumplimos con la exigencia, horarios y medidas de seguridad necesarias con todos nuestros clientes. Contácte con nosotros si desea el mejor mantenimiento para su fachada.

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